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Personal

Vuelta a la rutina...

Vuelta a la rutina...

Llegó el fin de las vacaciones, sin horarios ni obligaciones, sólo disfrutar del tiempo libre que te has tomado y de tu familia.

Este año, como los tres anteriores, nos hemos dedicado a nuestros peques (dos mellizos, de los cuatro hijos que tengo), los “repes” como los llamamos o los ”Zipi y Zape” como los llaman algunos por ser uno rubio y el otro moreno.

Cuatro añitos llenos de vitalidad, alegría e ilusión por conocer cosas nuevas. Todo es sorprendente para ellos, su alegría contagia y provoca que te olvides de los problemas que puedas tener por serios que sean.

Ayer estuvimos en una actuación del grupo de animación “Los Cantajuegos”. Realmente no sé quién lo pasó mejor, si los repes o nosotros. Es un espectáculo en el que tanto niños como padres están “obligados” a participar, ¡y vaya si participamos!, nunca hubiera dicho que me vería bailando canciones de niños, pero valió la pena. Sus caras lo pagaban todo. Por un momento me veía con esa edad, cuarenta y pico años atrás, sin preocupaciones, sólo pendientes de que tus Papás te quieran y te protejan… ¡qué nostalgia!

Volviendo al día de hoy, quiero decir que tengo suerte de tener la familia que tengo. No sé qué haría sin ellos.

Una lección de Vida...

Una lección de Vida...

Cuando tienes un sueño, lo lícito, es seguir y luchar hasta alcanzarlo. No importa cuántas dificultades haya en el camino, no importa el tiempo que tardes en conseguirlo, ni importa en este caso que no haya sido uno mismo sino tu hijo quien lo haya logrado.

He sido deportista hasta hace unos años y mi juventud se trenzó entre instrumentos de música y el deporte. Era mi mundo particular.

Con  veinte años, ahora ya cincuentón, tuve la oportunidad de presentarme a las pruebas eliminatorias para entrar en el Instituto Nacional de Educación Física (INEF). Era una carrera que nacía y no estaba demasiado apoyada ni reconocida, pero era mi pasión.

Me estuve preparando para las pruebas y participé. Una bonita experiencia. Ambiente muy competitivo, pero muy sano en cuanto a compañerismo y a estilos de vida.

Aunque las pruebas no fueron mal, sólo conseguirían acceder a cursar INEF los 80 primeros clasificados.

No tuve suerte, quedé el 82 entre miles de atletas que pretendíamos entrar en INEF Barcelona, bueno, antes estaba en Esplugues de Llobregat, junto a la Residencia Joaquín Blume y no tenía las instalaciones que ahora tiene en Montjuic.

Un sueño que ahí se quedó. Por motivos que ahora no vienen a cuento explicar, mi vida siguió con esa espinita clavada hasta hoy mismo.

Hoy, dieciocho de julio de dos mil once, mi hijo Alvaro ha conseguido entrar en INEF, y con él yo, su padre.

Parte de mí sentirá lo que él va a sentir durante los años de carrera. Realmente, en esta ocasión, no tengo palabras para explicar mis emociones. Sólo puedo decir, ¡Muchas Felicidades, Campeón!  No te rindas nunca. Has demostrado que tus sueños se pueden cumplir, y te has esforzado mucho hasta conseguirlo. Tú mismo te has dado una lección de lo que es la vida.

Hijo, cuando tus fuerzas flaqueen, que flaquearán, y creas que ya no puedes más, y llegarás a pensarlo, mira hacia atrás y detente un momento para ver cuánto camino has recorrido hasta llegar donde estás. Ese camino recorrido lo has conseguido tú sólo y cuanto más camino recorras, menos te queda para alcanzar la siguiente meta.

Hoy me siento muy feliz y vuelvo a decirte, ¡Felicidades, Campeón!  

18 de julio 2011