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¿Humanizamos las relaciones comerciales?

Que es importante mostrar una imagen positiva de en nuestras campañas de comunicación y marketing, estamos de acuerdo. Pero no puedo admitir una imagen positiva impostada, una comunicación hueca llena de buenos mensajes positivos pero sin ningún fondo, y mucho menos una imagen positiva que no vaya dirigida de persona a persona.

Hagamos un ejercicio de memoria e intentemos recordar aquellos comercios de cuando éramos pequeños, en los que nos llamaban por nuestro nombre y sabían la marca de leche o de cualquier otro producto que íbamos a comprar.

¿No os gustaba? A mi me hacía sentir bien, que cuidaban de mi, que se preocupaban por mi satisfacción, que no intentaban engañarme a costa de ganar dinero con la venta.

¿Creéis que no ganaban dinero?, seguro que si, pero de una forma transparente, en la que las dos partes salían ganando y las dos se sentían satisfechas.

Hace tiempo que esas emociones no llego a sentirlas con las marcas.

¿Se puede transmitir una imagen sincera y humana, y que a la vez pueda hacer negocio? Seguro que si, estoy convencido de ello.

Estamos en una sociedad que cada vez pasa por alto los valores fundamentales que nuestros padres y abuelos nos enseñaron. ¿Os habéis preguntado qué pensarían nuestros abuelos si vieran que no seguimos sus enseñanzas tal y como nos las transmitieron?, estoy convencido de que nos llamarían al orden.

¿Por qué no actuamos como nos enseñaron?¿Puede más el dinero que los valores?

Creo que si. El dinero está ganando esta batalla. El comercio se ha deshumanizado. Ya no tratamos de persona a persona, aunque la relación sea así, pero el resultado no lo es.

No nos preocupamos de que nuestro cliente quede realmente satisfecho. Buscamos el momento de vender intentando minimizar ese momento crítico en el que el cliente llega a recapacitar y se da cuenta de que se ha precipitado, el momento de la disonancia cognitiva.

Hemos aprendido a vender, pero no a preocuparnos por nuestro cliente.

Disponemos de unos fantásticos y desarrollados CRM’s y no los utilizamos de una forma humana. Nos hemos convertido en máquinas de vender para ganar dinero sin importarnos nada más.

Recientemente he llegado de un viaje a México en el que he podido vivir grandes experiencias profesionales y donde he recibido una de las más contundentes lecciones de vida por parte de un humilde taxista.

Un taxista que vive al día con lo poco que gana y al que, después de una larga conversación, le dije que pasaba muchas horas en el taxi y que debería estar harto de tanto moverse por una ciudad como el DF con tanto tráfico. Me respondió que de ningún modo podía estar harto, y que gracias a Dios podía hacer lo que más le gustaba, pasear. Me respondió que además de poder hacer lo que más le gustaba, conocía a mucha gente y además le pagaban por ello. Extrañado me decía ¿cómo puedo estar harto de esto?

Este humilde taxista transmitía esa imagen positiva y agradecía a sus clientes que viajaran con él. A eso me refiero, eso es lo que hemos perdido y quiero luchar por “humanizar” el marketing.

¿Os unís a mi cruzada?

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