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Socialmedializándome 2.0

entre lo carnal y lo espiritual

El ser humano  es un ser social por naturaleza. Nos diferenciamos de los animales por nuestra inteligencia y por nuestra capacidad de razón. Somos animales racionales. Los animales tienen reacciones instintivas que les obliga a hacer ciertas cosas y les impide hacer otras.

El ser humano vive conforme a reglas y normas. Además de instintos, tenemos la capacidad de razonar las cosas, situaciones, etc. Somos el único ser que posee la palabra para comunicarse y los únicos capaces de discernir entre lo bueno y lo mal y capaces de participar, vivir en comunidad. El ser humano es libre y conoce sus limitaciones, pero lucha por vivir cada día mejor.

Somos seres vivos complejos y necesitamos de los demás para desarrollarnos y seguir evolucionando.

El grado de influencia que podemos ejercer sobre los demás, vendrá marcado por la calidad y la cantidad de relaciones recíprocas entre cada uno de nosotros y nuestro propio entorno sociocultural.

La sociedad se enriquece tanto en cuanto somos capaces de influir en los demás y aprendemos a ser de una manera determinada en relación al grado de socialización que hayamos alcanzado. Las diferentes culturas determinarán patrones de comportamientos y de desarrollo.

Vivir en sociedad es totalmente lo contrario a aislarse. Sociedad es igual a cooperación, solidaridad, etc. Las sociedades solidarias y cooperativas son mucho más seguras, sólidas y efectivas que aquellas donde predominan comportamientos competitivos, individualistas y belicistas.

La principal fuente de adquisición de actitudes y hábitos es el aprendizaje social. Sin imitar hábitos y comportamientos, no podríamos guiarnos más que por nuestros instintos de supervivencia, adquiriendo un comportamiento irracional como el de los animales.

Además de necesitar imitar comportamientos, que adaptaremos a nuestra propia forma de ser, además de estar “conectados” con los miembros más cercanos a nosotros en nuestro entorno social y emocional, existe otro tipo conexiones, normalmente difíciles de explicar, de las que todos hemos hablado de ellas en alguna ocasión. Son aquellas conexiones a las que nos referimos como “hay algo más entre esta persona y yo, pero no se qué es” o “es como si nos conociéramos de toda la vida”

Son conexiones que te unen a otras personas de una manera bárbara en las que, cuando conoces por primera vez a alguien, se manifiestan emociones especiales, como una tremenda energía (o lo que solemos llamar “química”), con un deseo de no querer que esa persona se aleje nunca de tu círculo, emociones que nada tienen que ver con el “amor a primera vista”

Después de habernos equivocado muchas veces y de habernos vuelto a levantar con el ánimo de encontrar un equilibrio entre lo físico y lo psicológico, nos hemos dado cuenta de que buscamos inconscientemente ese tipo de “conexiones” a nuestro alrededor, además de las conexiones obvias con nuestra pareja, hijos, padres y amigos. Rodearte de personas con las que te sientes bien es un verdadero lujo.

Esta búsqueda es positiva siempre en su justa medida, ya que cuando nuestras experiencias personales no cumplen con esos estándares, podemos suponer que no hemos encontrado la persona adecuada, ya sea una pareja, amigo, etc., y que cuando encontremos a la persona adecuada, entonces quedaremos realmente conformes con la relación. De esta manera corremos el riesgo de ir de relación en relación, buscando algo que no existe.

Me pregunto si este tipo de conexiones las podemos encontrar en las Redes Sociales.

Si buscamos un paralelismo entre la sociedad offline y la online, podemos llegar a establecer patrones muy similares.

Existen lazos especiales entre usuarios de las Redes Sociales que podrían enmarcarse en ese tipo de conexiones que antes comentábamos. A mí me ha pasado con varias personas con las que mantengo muy buena conexión sin habernos llegado a conocer personalmente ni saber cómo es su voz.

¿Podríamos decir que son conexiones kármicas? Sinceramente, no lo sé. Nunca me he aventurado a adentrarme en ese mundo para mí totalmente desconocido. Lo que si sé, es que aprendo diariamente de cada uno de ellos y me ayuda a desarrollarme y a crecer profesional y humanamente.

Si fuéramos capaces de conseguir ese tipo de relaciones con nuestras Comunidades Online, la comunicación entre Marca y Usuario, se haría de una forma mucho más natural y sincera.

Somos responsables de encontrar esas conexiones con los que diariamente nos comunicamos en las Redes Sociales. No nos quedemos en lo superficial, vayamos más allá, seamos valientes y crucemos la línea que nos separa de nuestros usuarios. Sólo con ese acercamiento podremos interesarnos por lo que realmente necesitan.

2 comentarios

Francisco Ratia -

Muchas gracias por leerlo y por tu comentario Claudia.

La verdad es que no me había llegado a plantear la existencia de esas "conexiones" hasta que hace unos días, cenando con una persona que valoramos mucho y queremos más aún, me hizo reflexionar sobre ello sin ella saberlo.

Fíjate, me dí cuenta de que nunca podemos llegar a imaginar cuánto podemos influir en otras personas con lo que decimos o escribimos.
En este caso fue al revés, el influído era yo.

Pero, además, esa conexión de la que hablo en el artículo estaba ahí. Fué entonces cuando pensé que esto también tenía que estar sucediendo en las Redes Sociales, otro modo de sociedad, también real pero una sociedad en este caso online, que no conoces personalmente, pero sociedad al fin y al cabo.

Lo dicho Claudia, muchas gracias por haber dedicado unos minutos a leerlo y a comentarlo.
Saludos Francisco

Claudia -

Para mi la vida esta llena de "misterios" y cosas increíbles, inexplicables ... cuando se te abren los ojos y te das cuenta de eso se te abren puertas a otros mundos ... te das cuenta que todo es un gran juego... un juego que puede ser muy divertido ;-)
Bienvenido al gran juego de la vida!
Enhorabuena, un artículo muy interesante. :-)